Una idealización política del amor

Una idealización política del amor

Crítica sobre "La reunificación de las dos Coreas" de la Comedia Nacional en la Sala Verdi.

Escrita por Gabriel Sosa.

Fotografía otorgada por la Comedia Nacional.

Una identificación titulada de forma metafórica, el amor explícito, en una idea política nacionalista coreana ante la unificación referida de un sentir humanitario. La conversión de una proximidad ante la potencialidad del amar. El amor como algo cotidiano, indispensable, eufórico, excitante y renacedor. Un sentimiento mutable, descontrolador, atomizador; similar a la amenaza de un gobierno. Una lucha intensa en un campo de guerra contra nosotros mismos. Autoridad, felicidad, soledad, vacío, decapitación masiva emocional.... todo lo que queda después de una guerra.

En su temporada 2019, la Comedia Nacional presenta: ¨La reunificación de las dos coreas¨. Estrenada el pasado sábado 15 de junio. Una obra del escritor francés Joel Pommerat dirigida por Mario Ferreira, donde el amor es el protagonista. 

Un camino desafiante para los actores en escena: Alejandra Wolf, Andrés Papaleo, Cristina Machado, Daniel Espino Lara, Fabricio Galbiati, Isabel Legarra, Lucio Hernández, Luis Martinez, Natalia Chiarelli y Sandra Américo como artista invitada que dan vida a sus múltiples personajes en 18 escenas.

Una atmósfera generada por artistas desde el primer apagón inicial, que nos transporta hacia una reflexión subjetiva de las distintas formas de amar. El concepto del amor toma cuerpo, penetrando los pensamientos de todos los espectadores que, sin dudas, verán algo de sus historias sobre el escenario. Una reunión entre las múltiples metamorfosis de amor. Ante la posibilidad de un repensar a cupido, es utópico no identificarse en algún instante: con las palabras o las acciones. La reunión de nuestro propio guión cíclico relatado en una obra de carácter dramático-narrativo ruptural.

Un título motivado a una connotación capitalista, el amor en lo material, en lo sensible, en lo estático y lo móvil. Estas 18 escenas en las que su comienzo parece guiarnos a las relaciones de género libres y deconstruidas. Pero a lo largo de ellas, se cae hacia una representación monótona de nuestra sociedad clasificatoria. Más allá de encontrarnos en los ojos sobre las dimensiones distintivas del amor: amar un hombre, una mujer, a nuestros padres, hermanos, amigos, a las paredes del hogar, a una profesión o a un amigo. La imagen de relaciones heteronormativas quedan palpitando en medio de la ruta.

Generalidad de incomodidad, rabia, sufrimiento y risas. Una montaña rusa de emociones paridas por la esencia escénica a pesar de su denotación de descolocamiento por estas representaciones básicas. Muy bien trasmitidas por cada uno de los actores. Para un público contemporáneo ¨La reunificación de las dos Coreas¨ que intenta plasmar el deseo, la pasión, la justificación, la obsesión, la delicadeza, los sentimientos tóxico-obsesivos de la humanidad pero sobre todas las cosas la identificación. Insiste con una sed visual resonando. Un espectador actual político busca en el arte quizás un autoreflejo pero es tanto el abuso de estas microescenas de narraciones sobre el amor: hombre-mujer, que destruye la fuerza del espejo.

Un ambiente cálido generado por el color blanco de la superficie escenográfica, acompañada por luces cenitales en distintas tonalidades cálidas, que sin dudas nos imponen a un ambiente específico buscado por el director y su equipo técnico. Con recursos repetitivos de puertas movidas por los distintos personajes que constantemente nos llevan a lugares y épocas específicas que es como viajar en el tiempo. La atemporalidad es un efecto muy bien usado. Las distintas identidades presentadas nos sumergen en ese laberinto de espacios siendo la estética de objetos y vestuario sus maravillosos conductores. Aunque la utilización técnica sea casi exitosa, los espectadores reclaman sorprenderse aún más en un periodo sensorial de tanta duración. La misma es bastante extensa haciendo que todo un público colapse y pierda el hilo conductor propuesto por la dirección.

Acostumbrados a las emblemáticas obras del señor Pommerat focalizada hacia un mundo contemporáneo queda un poco desdibujado el sentirse parte. Las imágenes arraigadas a una muestra de situaciones cotidianas demasiado aferradas a la condición cultural de una ideología: el típico matrimonio hombre-mujer, la prostituta que se siente vacía, el machirulo, la infidelidad en la familia, el marido que anda con la hermana de la mujer, la servidumbre femenina, la falta de afecto, el universo heterosexual. Se pretende entonces, crear nuestras propias definiciones del amor. En el intento queda claro que en estos 120 minutos la importancia se centra en uno mismo o hacia otros. Una condición nefasta del amor que nos enseñaron: nuestra misión de vida es crecer para morir en las manos de otro que nos asegure que valemos la pena o que hicimos bien las cosas.

A pesar del buen trabajo estético y de la sorprendente incorporación de personajes, las escenas quedan dentro de la cápsula normalizadora del amor, siendo este el fin de la obra ¿Será que podemos pensarnos a nosotros mismos dentro de tantas historias y estereotipos de personas que seguramente no somos? Entonces, ¿qué es realmente el amor acá? ¿un sujeto estereotipado?

La reunificación de las dos Coreas va  todos los viernes, sábados y domingos de Junio y Julio en la Sala Verdi. Una pieza escénica que intenta atrapar a un público contemporáneo con estadísticas cuantitativas de casi todas las escenas clásicas y tan solo una que narra la historia de dos mujeres en una relación envenenadora, donde aparece la histérica, la loca y la típica figura femenina que pierde el control.

A pesar del hambre de sentirnos más a fondo en estas expresiones o ver otras distintas acciones sobre el amor ¨común¨ inculcadas por el típico relacionado a San Valentín, puede hacer falta otras figuras amorosas: hombre con hombre, mujer con mujer u otras. Para un guión supuestamente contemporáneo hace falta actualidad. Pero sin dudas, es un excelente ejercicio crítico de redactar nuestro propio concepto de amar y una buena inversión de tiempo para quienes gusten de la típica obra teatral de la Comedia Nacional.

Ficha Técnica:

Autor: Joel Pommerat.

Dirección: Mario Ferreira.

Traducción: María Luisa Gingles y Guillermo Pisani.

Reparto:

Por orden alfabético.

Alejandras Wolf, Andres Papaleo, Cristina Machado, Daniel Espino Lara, Fabricio Galbiati, Isabel Legarra, Lucio Hernandez, Luis Martinez, Natalia Chiarelli y Sandra Américo (actriz invitada).

Escenografía: Beatriz Martinez.

Iluminación: Martín Blanchet.

Música: Fernando Tato Castro y Federico Zavadszky.

Peluqueria: Heber Vera.

Traspunte: Micaela Rodriguez.

Encargado de Montaje: Gerardo Egea.

Encargada de Vestuario: Mariela Villasante.

Encargada de Utilería: Claudia Tancredi.

Director general y artistico de comedia nacional: Mario Ferreira.

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