Santiago E. Artus

Santiago E. Artus

Santiago nace en 1995 y crece en Colonia Valdense, entre el pueblo y el campo. Crece influenciado por el arte que le acerca su madre, y el contacto con el campo y los animales que llega a través de su padre. Terminado bachillerato artístico y sin muchas certezas sobre su futuro, se muda a la capital donde prueba con Bellas Artes y al año siguiente con Economía, pero sin encontrar mucho placer en esos estudios decide tomarse algo más de un año para viajar, conocer otras realidades y conocerse más profundamente. De nuevo en el paisito decide acercarse al departamento de Maldonado para investigar las posibilidades de estudio y trabajo que ofrece esa ciudad, un día escucha hablar sobre una escuela de teatro en la Casa de la Cultura y a los pocos días decide ir a ver qué tal, al poner un pie en el lugar supo que era donde quería estar. Es entonces que se instala en Maldonado y centra sus estudios en la Escuela de Maldonado de Arte Escénico, y donde además aprovecha las posibilidades que le ofrecen las otras cuatro escuelas de artes departamentales. Santiago cursa el tercer año en la E.M.A.E y toma clases de dramaturgia, música y danza. Ha realizado talleres de: "Gestión para proyectos escénicos", "Transformación del objeto", "Improvisación gestual", "Método de actuación Raúl Serrano" y "Percusión". Ha actuado en cortos y colaborado como fotógrafo en algunos espectáculos.

Aunque tal vez, el dato más relevante para entender su largo recorrido hasta el teatro, sea que a fines de 1994 Milka Artus seguía haciendo teatro con Santiago creciendo en su vientre, mas precisamente "Canillita" de nuestro autor mas reconocido, dirigida por el fallecido Carlos Aguilera en salas de Colonia Valdense y Nueva Helvecia.

 

 

Permitirse criticar, exigirse investigar.

Reflexión sobre el rol de la crítica en nuestra cultura y nuestro tiempo.

En el siguiente texto intentaré deconstruir lo aprendido sobre la crítica, resignificándola desde mi mirada, que estará atravesada por mi experiencia como espectador pero principalmente como estudiante-actor, y con experiencias de gestión en el acercamiento de nuevos públicos al teatro.

Fundamentaré porque creo necesario el pensamiento crítico no solo en las artes, sino como una postura que nos permite significar y resignificar el mundo que nos rodea, que nos permite penetrar en las distintas capas que los creadores, tanto como otras miradas así como los medios de información o la ciencia van sumando a los hechos. Es necesario el ejercicio de diálogo con uno mismo, con el otro, con el objeto en observación y con la información que podamos llegar a recavar sobre el mismo, para lograr entender porque existen esas capas.

¿Que significa la crítica en nuestro tiempo?

Desde que entré al programa de "Jóvenes Críticos" y empecé a realizar los trabajos correspondientes a la crítica de espectáculos, empecé a darme cuenta que criticar es, entre otras cosas, sinónimo de investigar, y de investigarse. También comencé a prestar atención cuando las personas de mi entorno compartían críticas conmigo, y en la mayoría de las veces, estas trascendían el campo artístico. Pero como esas críticas son también parte de nuestra cultura, y la cultura incide profundamente en nuestro arte, me parece válido incluirlas a esta reflexión. 

La mirada crítica es inherente al ser humano, pero hay una suerte de estigma que acompaña la crítica y que siempre me encuentro intentando desarticular cuando me refiero a ella, sobretodo, en la crítica teatral o cinematográfica. Cuando le comento a un amigo o conocido que me estoy formando como crítico, enseguida me encuentro explicándole que la crítica es una herramienta de construcción, de significación, un ejercicio para entender porque la obra de arte me genera lo que me genera. Un diálogo conmigo mismo para darle mi propia lectura, mi propio significado y a su vez complementarlo con toda la informacion que pueda recavar. La crítica hace que de la interacción con la obra de arte se desprendan preguntas que me llevan a nuevos niveles de entendimiento y cuestionamiento: sobre mi persona y sobre mi sociedad, sobre la cultura y la política, sobre la moral, y sobre cualquier cosa que pueda encontrar conexión conmigo a través o a partir de la obra.

Ahora bien, ¿Por qué siento que debo hacer esta aclaración cuando surge la palabra "crítica"?

Esto tiene que ver con el estigma del que hablé antes. Pareciera ser que la crítica suele tener una connotación negativa, destructiva. Parece ser que el crítico es ese hombre de semblante serio, con poco humor y de brazos cruzados que se sienta entre el público, pero que a su vez, pareciera estar por encima de él, distanciado de todo el hecho teatral.

Hago la aclaración porque entiendo la crítica como un ejercicio de elaboración descontracturada, abierta y sin límites, donde además me parece necesario e inteligente inyectar dosis de humor para quitarle ese pesado dramatismo que a veces nos priva de disfrutar tan sano ejercicio. 

Por otro lado, pienso en la crítica como una forma de estimular y atraer nuevos públicos a las salas, y no a espantarlos de las mismas.

Conclusión

Vivimos en un mundo donde todos somos "críticos", no solo del arte, sino de todo lo que nos rodea. Dado el fácil y rápido acceso a la información a través de los medios (internet, tv, diarios, etc), y dada esta condición que tenemos de analizar y mostrar nuestra postura, a veces con poca investigación, sin digerir lo percibido y sin haber entablado diálogos con otras maneras de pensar distintas, creo necesaria la rigurosa exigencia en los siguientes aspectos a la hora de realizar una crítica:

La investigación: Investigación como profundización sobre la información en todos los aspectos que se pueden encontrar sobre lo criticado, y la investigación introspectiva a partir de la pregunta a uno mismo de ¿Por qué nos hace pensar y sentir de determinado modo lo observado? Recordar también que vivimos en un país pequeño donde más pequeño aún son los círculos de artistas y de técnicos teatrales o cinematográficos, y que suele ser muy posible entablar diálogo con los creadores de las obras para enriquecer la crítica y obtener una mirada desde el otro lado.

La objetividad y el diálogo constructivo con otras percepciones distintas sobre lo criticado: El ejercicio de escuchar y buscar comprender otras miradas distintas sobre lo criticado va a enriquecer nuestra objetividad, dado que podemos tener una percepción muy contaminada por distintos factores y el intercambio puede balancear esas distorsiones. Hablo de miradas distintas, con énfasis en distintas, porque no va a ser tan desafiante, por ejemplo, la percepción de alguien que viene de mi propia escuela de teatro, como la percepción de alguien que viene de una escuela de danza, o de plástica o inclusive otra escuela de teatro, y mucho mas distinta e interesente puede llegar a ser la percepción de alguien que ni siquiera tiene una formación artística, o que viene de otro país o que pertenece a otra cultura.

Sentido de construcción y estimulación: La crítica debería realizarse, para quien escribe, desde un lugar de honesta búesqueda. Donde debería vencer la apreciación de méritos, sobre una valorización de lo "bueno" y lo "malo", y un ordenamiento de esos conceptos tan abstractos y subjetivos en la época en que vivimos. No debemos olvidar que estamos frente a una creación en la que personas invirtieron su tiempo y sus recursos, y que sus búsquedas a través de esa creación pueden estar más o menos a fin con las propias en el arte. 

Si solo escribimos sobre los atractivos que podamos llegar a encontrar en la obra, será el lector quien decida si esos puntos de atracción son suficientes o no para llevarlo hasta ella.

No debemos olvidar que más allá de los gustos, estamos bajo un mismo techo, el del teatro o el del cine, o uno más amplio, el del arte. Al final estamos defendiendo la misma bandera, y el crítico debería ser quien estimule al posible público para convertirse en vivo espectador.

 

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