Guitarra fogonera
Entrevista con el Mtro. Eduardo Fernández. Escrita por Santiago Barreiro.
Entrevista con el Maestro Eduardo Fernández
El lugar de encuentro fue la Escuela Universitaria de Música. El maestro Eduardo Fernández, guitarrista e investigador, que tocó ¨Fantasía para un gentilhombre¨ junto a la orquesta juvenil del Sodre en su concierto inaugural, ya me esperaba cuando llegué 5 minutos antes de la hora acordada. La gente pasaba y el viento soplaba haciendo vibrar las hojas de la gran enredadera que ocupa casi la totalidad de las paredes de ese patio:
¿Cómo fue tu experiencia, siendo un músico con una gran trayectoria, tocar con la orquesta juvenil del sodre?
No es la primera vez que toco con orquestas juveniles, si bien nunca había tocado con la juvenil del SODRE, en España toco muy a menudo. En Perú el año pasado, y la realidad es que es lo mismo que tocar con cualquier otra orquesta. Quizá la diferencia es que son un poco más entusiastas que lo que son algunas orquestas profesionales y también que las diferencias a nivel técnico de los instrumentistas son muy notorias. Podés tener gente con un nivel profesional como no. En la pieza que interpretaba, los vientos son muy importantes y con la juvenil no hubo ningún problema.
Tuvimos tres ensayos, contando el general. Siempre es como cuando se hace música de cámara o tocando con otra persona pero claro, ahora tocás con una orquesta, mucha gente. Entonces te ponés de acuerdo en los tiempos, si vas a hacer alguna cosa que no esté estrictamente marcado en la partitura, cómo vas a terminar los solos porque así ellos saben cuándo y cómo van a entrar.
Con la pianista de la juvenil, que interpretó ¨Noche en los jardines de España¨ de Falla antes que tú, hay exactamente 50 años de diferencia. ¿Qué ves cuando ves a las nuevas generaciones?
Hablando de formación, nosotros tenemos una gran tradición de guitarra así que estamos jugando en primera división por ese lado. También hay excelentes profesores de diferentes instrumentos pero no veo diferencias a nivel formativo. Creo que depende más del trabajo personal de los nuevos músicos, y ahí no hay excusas. Los países con más tradición de música clásica defienden más esa formación y quizá ahí se de una diferencia pero no lo sé con exactitud.
¿Por qué la guitarra?
A mi siempre me gusto la música. Cuando era chico, en casa se escuchaba mucha música clásica, muchos discos, radio, y cuando cumplí 7 años era evidente que me gustaba la música. Ahí mi padre me preguntó si quería estudiar algún instrumento y pensé "bueno, me gustaría tocar algún instrumento pero uno que me permita hacer música yo solo, sin depender de otro", y entonces era el piano o la guitarra. El piano siempre me pareció una máquina negra, grande, bastante antipática, así que me terminé quedando con la guitarra. Siempre la vi como un medio para hacer música, no como un fin en sí mismo (el maestro después estudió piano).
¿Componés o te dedicás solamente a la interpretación?
Compongo también, no siempre para guitarra, pero sí. Últimamente estoy un poco flojo en eso, estoy más dedicado a tocar, pero ocasionalmente escribo algo. Hace unos años escribí un par de canciones para soprano y guitarra que se grabaron en Brasil. Pero mi principal trabajo es el del intérprete.
¿Y cómo es tu forma de estudio?
El tiempo de estudio varía según lo que esté tocando. No es igual mantener el mismo repertorio que ya hiciste 25 millones de veces, que estudiar piezas nuevas, grabar un disco, tener un concierto, o que todo al mismo tiempo. Pero de todas formas sigo estudiando unas dos o tres horas por día. El estudio se adecua a lo que uno quiera hacer, no es marcar tarjeta. Y aparte hay ideas que son muy simples cuando uno las dice pero después llevarlas a la práctica... yo aprendí que lo mejor que uno puede hacer no es estudiar por estudiar, sino tener una idea de lo que se quiere conseguir en cada sesión de estudio. Tener una imagen musical del resultado y trabajar en función de eso. No es simplemente estar tocando como un ejercicio vacío. Creo que eso es lo más importante, porque también implica tener una idea de lo que uno quiere tocar y qué resultado se quiere conseguir.
Para mí las piezas no son ni fáciles ni difíciles, son cómo son. Decir que es fácil o difícil es querer decir que lo podés tocar o no lo podés tocar todavía, y si no se puede tocar es por algo en específico que hay que trabajar para alcanzar esa pieza. No es una maldición que te echaron, es un dedo que no llega a tal lugar o alguna falta de técnica que la pieza necesita. Entonces hay que poner la lupa y trabajar para arreglarlo. No te sirve estar dándote contra la pared con el mismo error. Es más económico ver por falla eso que falla, y cuando lo tenés identificado ya tenés más de la mitad de la batalla ganada.
¿Es distinto si toca para conocidos o no?
Sí, claro que sí. Por mucho tiempo me era difícil tocar en Uruguay. Me sentía mucho más tenso que tocando en otras partes. Seguro que mirás hacia la platea y hay alguien que conocés. Hasta el día de hoy cuando hago una grabación no quiero tener a nadie conocido cerca, salvo el técnico o el productor. Si hay perfectos desconocidos mirando no hay problema, pero si hay alguien conocido cerca me inhibo.