El teatro como instrumento de aprendizaje cultural

Los seres humanos somos habitantes singulares en nuestro planeta. Si bien pertenecemos biológicamente al reino animal por ser mamíferos primates, nuestra evolución y sobrevivencia exitosa se debió principalmente al desarrollo de nuestro aspecto cultural y social.

Somos seres esencialmente culturales y sociales, que dependemos de los demás para sobrevivir. La interrelación con los demás la hemos podido lograr gracias al desarrollo evolutivo particular que logró nuestro cráneo y el cerebro que acompañó esa transformación. Durante decenas de miles de años se generaron cambios en la estructura cerebral que permitieron el desarrollo de zonas específicas, donde es posible lograr representaciones simbólicas de ideas, permitiendo a los humanos paulatinamente desarrollar el lenguaje y la cultura. (Vialou, 2005)

Dentro de la cultura se incluye el arte, la religión, la música, la danza, la política, el derecho y toda la tecnología creada, fundamental para la sobrevivencia de la especie en el planeta.

El teatro dentro de este espectro cultural es un arte escénico y uno de los instrumentos más poderosos y de alto impacto para comunicar ideas y lograr en los seres humanos un aprendizaje múltiple y simultáneo, que nos expone a situaciones diferentes, nos hace cuestionar y nos hace pensar hacia dónde vamos.

Desarrollo

Debido a mi actual formación como estudiante de Antropología, me permito desarrollar el ensayo desde este ángulo disciplinario, para tomar conciencia de aspectos estructurales profundos que nos involucran a todos. Me refiero a los albores del pensamiento simbólico humano, que permitió comenzar a realizar diversas expresiones artísticas desde hace 40.000 años atrás.

Para ubicarnos en el origen de nuestra especie (el Homo sapiens sapiens o humano anatómicamente moderno), debemos pensar en algo más de 200.000 años atrás en el continente africano, con una emigración desde ese continente hace 50.000 años y con la ocupación en Europa hace unos 40.000 años. En Europa ya existía otro sapiens, el Homo sapiens neanderthalensis. (Museo de Altamira, 2014)

 

El Homo sapiens sapiens fue hereditario evolutivo del bipedismo, característica compartida por otros homininos, pero no puede atribuirse únicamente a este hecho su capacidad creativa. Hay otras características peculiares que tuvo su evolución: la verticalización de la cara y su gracilidad, el aumento de la caja craneal y un mayor desarrollo frontal y occipital. También fue muy importante la colocación del foramen magnum o conexión con la columna vertebral, que da cuenta de la posición erguida, tal como nos observamos en el espejo.

El lóbulo frontal del cerebro es el encargado de comandar las actividades no motrices como el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Esta área es la más solicitada cuando se elaboran asociaciones conceptuales que pasan luego a ser creaciones semánticas de sistemas de representación, tanto del lenguaje hablado, como del arte que es un tipo de lenguaje.

Todo este conjunto de características evolutivas posibilitaron el desarrollo de nuestras capacidades creativas, de pensar y de codificar conceptos complejos representados en el cerebro del hombre primitivo, decodificarlos y plasmarlos luego en objetos reales o representaciones abstractas (Vialou, 2005).

A esta evolución cerebral se le agregó la capacidad fonética, o sea la posibilidad de emitir sonidos reconocibles y diferentes. Esto se dio debido al cambio paulatino de la posición de las cuerdas vocales, bajando la laringe y pudiendo controlar el volumen de los sonidos emitidos, gracias a una cavidad bucal capaz de articularlos. Todos estos cambios evolutivos llevaron decenas de miles de años, logrando una mayor facilidad para que los humanos se relacionaran entre sí y con su entorno, a través del pasaje de información y trasmisión de conocimientos tanto técnicos, como de comportamiento social. Este flujo de información ha atravesado la historia universal del hombre, principalmente a través de la narración de historias.

El ser humano no puede vivir sin historias, es vital para su psiquismo y podemos imaginarnos a los humanos primitivos escuchando historias, alrededor de una gran fogata, pero con la creación de la actividad teatral, el contar historias se formalizó. Pasó a ser un arte escénico basado en un texto literario o dramaturgia para ser interpretado por actores que fueran vistos y oídos por un público presente.

Sus orígenes se remontan a la Grecia antigua (s IV AC), definiendo el filósofo Aristóteles a la dramaturgia como una reproducción y representación humana, que se logra a través de una mimesis y un pacto ficcional entre el público y los actores, con fines didácticos. Este pacto ficcional, logra en el espectador una identificación empática con los actores a través de la emoción y los sentidos. El espectador se distrae, siendo llevado lejos mentalmente, sacándolo por un rato de su propio mundo y haciéndole sentir experiencias ajenas interpretadas por la acción de los personajes a través de sus diálogos. Al final de la obra teatral se espera que el espectador salga diferente a como ingresó antes de ver la obra, pudiendo cuestionarse a sí mismo y preguntarse hacia dónde va.

Según mi experiencia personal de actuación teatral para niños de Escuelas Rurales del Uruguay, es muy importante el ofrecimiento de una primera experiencia teatral en temprana edad escolar, logrando en los niños un alto impacto por la sorpresa que les produce tal experiencia. Según comentarios de las propias maestras, estas experiencias dentro de una jornada didáctica han resultado impactantes para los niños, permitiendo luego a los docentes trabajar sobre esa experiencia vivida y sobre los contenidos de la obra interpretada, apuntando a un enriquecimiento cultural de los niños en todos los sentidos.

Conclusión

La complejidad conceptual y simbólica de los sistemas de representación, surgen únicamente en el Homo sapiens debido a las características de su cerebro dotado de la capacidad de crear e innovar, mostrando una modernidad biológica y cultural, que ya se aprecia en el arte rupestre que crearon hace 40.000 años.

De ahí en más el desarrollo cultural fue incremental, pasándolo de generación en generación, enseñando los conceptos aprendidos, los creados y también sus dudas, creencias y hasta sus emociones.

El teatro como arte escénico presencial y multi sensorial, se considera un instrumento muy potente de trasmisión de conocimientos, para contar historias, para hacernos pensar, cuestionarnos y reflexionar hacia dónde vamos, a través del pacto ficcional. También es una buena práctica para ejercitar comportamientos sociales que faciliten la convivencia, como la preparación para asistir al evento, el ingreso y comportamiento en sala, ver el espectáculo y la posterior evaluación y comentario y reflexión con su grupo social.

Si en el escenario se exponen obras con buen contenido, el círculo se completa, logrando lo que dice Luisa Etxenike: "La cultura no es una actividad del tiempo libre, es lo que nos hace libres todo el tiempo".

 

Bibliografía

 

Museo de Altamira (2014). Museo de Altamira. Santander. Ediciones Palacios y Museos Trejo, K. (2016). El arte de comunicar el arte. TEDx Calzada de los héroes. Youtube

Vialou, A & D. (2005). Modernité cérébrale- Modernité comportementale de Homo Sapiens. En Anthopologie XLIII/2 pp 241-247. Paris.

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