¿Todo merece aplauso?
Crítica sobre el espectáculo de Tito Neves en el Auditorio Adela Reta. Escrita por Eugenia Fajardo.
Ruben Yizmeyian - director y productor de Chévere Producciones - se cruzó hace treinta años con Humberto "Tito" Nieves, cantante de salsa puertorriqueño criado en Nueva York que por aquel entonces iniciaba su carrera como solista. En ese primer encuentro el uruguayo hizo la promesa de traer al salsero a nuestro país, cumpliendo con su palabra el pasado viernes 20 de Abril, nada más ni nada menos que en el Auditorio Nacional Adela Reta.
El "Pavarotti de la salsa" desembarcó por vez primera en Uruguay con sus "Canciones que no se olvidan", una selección de éxitos producto de cuarenta y dos años de escenario: "El amor más bonito", "Sonámbulo", "Señora Ley" y los conocidos homenajes a Marco Antonio de Solís -"Más que tu amigo"- y Juan Gabriel -"De mí enamórate"- que sacudieron a un auditorio que no se privó de extender su baile por palcos y pasillos, y que una vez de pie prescindió de las butacas por las casi dos horas que duró el espectáculo.
Este clima festivo se venía gestando previo a la llegada del artista en animadas charlas en "la cortita" y una ansiedad generalizada que estalló en aplausos una vez que las luces comenzaron a bajar anunciando el inicio de la fiesta. El telón sube, la orquesta de músicos uruguayos dirigida por el maestro colombiano Diego Galé se prepara para abrir el encuentro con "Algo de mí", y Tito ingresa al escenario con su blanca sonrisa y clásico traje negro. El aplauso ya instalado se vuelve ovación de pie acompañada de los cánticos "¡No te vayas Tito!" "¡Volvé!" "¡Te amo genio!": la espera por su llegada fue tan extensa que sus seguidores se apresuran a demostrarle ese cariño y admiración que guardaron para sí todos estos años.
"Estamos entre familia, ¡esto va a ser una gozadera!" anuncia Tito y de ahí en más nos volvemos espectadores no sólo de su talento, sino de la sencillez y carisma del cantante que a sus casi sesenta años pide un esfuerzo al cuerpo para reproducir sus característicos pasos de baile e incluso arrodillarse para tomarse una foto con una seguidora que saltó una valla para alcanzar a su ídolo.
Las canciones se sucedieron entre relatos de viajes, el delicado estado de salud por el que el artista pasó el año pasado - tuvo una infección en los riñones que lo mantuvo alejado un buen tiempo de los escenarios - homenajes a amigos y familiares, su experiencia en Uruguay, y anécdotas de su matrimonio que concluían con el desatinado comentario "las mujeres joden, pero sin ustedes mujeres, no somos nada". Si bien mis oídos chirriaron como cuando se intenta sintonizar una radio sin señal, lo que más me sorprendió fue la reacción del público, cuya antena parecía funcionar sin problema y festejaba estos "chistes" con total naturalidad: ¿qué valor le adjudicamos a la palabra de aquellos que admiramos? ¿Tienen todo permitido por estar arriba de un escenario? En boca de otro y diferente contexto los dichos de Tito no habrían sido dignos de aplausos sino más bien de abucheos...
"Fabricando fantasías" - una de las preferidas del público - cambió la tónica de la velada: sin abandonar el sonido característico de la salsa, la sensibilidad tomó el centro con esta canción dedicada a su hijo mayor, Hommy Nieves, que falleció hace ya quince años de un cáncer terminal. Inesperada fue la colaboración de Gustavo Serafini -"El Gucci"- que emocionado subió al escenario a acompañar al salsero en este tema que en su caso le recuerda a su difunta madre.
Avanzado el repertorio, Yizmeyian aprovecha una breve pausa para hacer entrega de una placa de reconocimiento al artista por su trayectoria y visita a Uruguay. El maestro Diego Galé - que demostró sus habilidades como percusionista en los últimos temas- dio la pauta y los músicos reanudaron por un par de salsas más.
Tito se despide un tanto abruptamente para lo cálida que fue su interacción con el auditorio a lo largo del espectáculo, muy agradecido por el recibimiento de los uruguayos aunque sin augurar un regreso porque "uno nunca sabe". Eso sí, su fervoroso público le hizo saber que al igual que sus "Canciones que no se olvidan", si regresa, el Auditorio Adela Reta volverá a llenarse.