¿Qué es la vida? Una taza de café

¿Qué es la vida? Una taza de café

Escrita por Valentina Sande.

Es el reflejo de la soledad de ser una mujer de mediana edad de quien la gente espera cosas, la idea de que ella siempre tiene que adecuarse a esas expectativas y a los arquetipos que se le han asignado, sin que nadie le pregunte qué quiere ella misma.

En esta obra exploramos el mundo de Mirjana, quién es ella, qué etapa de su vida transita y cómo se siente. La visita de su madre será el evento catalizador que desestabilice el balance que ella trataba de mantener y que influirá en sus relaciones con las personas que la rodean. Pero esta historia no se limita a ella, sino que también veremos pantallazos de otras personas que de una forma u otra participan de su vida.

La obra comienza con Mirjana sentada a la cabeza de una mesa, sola, fumando y tomando café. Casi a oscuras y sola, expone mediante diálogo su situación actual: tiene una vida de la que está harta, está cansada, estancada y no hay manera de romper ese ciclo de callejones sin salida y problemas que se apilan frente a ella.

Las interacciones de Mirjana con los hombres en su vida está basada en las relaciones que tiene o ha tenido con ellos. Jakov, su jefe con quien tiene aventuras en la oficina, es casado pero su matrimonio es basado en mantener el "status" como hombre heterosexual que puede tener lo que quiera, ya sea dirigir una oficina, tener una esposa, y amantes más jóvenes que él.

Simón, ex esposo de Mirjana y padre de su hija, quien a veces intenta llamarla en un intento de reconectar con ella tanto como de dejarle en claro que está bien sin ella, que le está yendo bien en general, siendo parte de esa competencia implícita de las ex parejas que creen que superar la ruptura es demostrar qué bien que están sin el otro. Por último está Lúcio, atractivo, joven y exitoso, es el novio actual de Mirjana, quien le recuerda constantemente que a pesar de que se diviertan, al mínimo signo de conflicto es ella quien lo va a dejar a él. Así vemos que lo que quiere Mirjana de él es en realidad el poder de saber que puede no caer en el arquetipo de divorciada que ya no puede salir con nadie más.

A su vez, todas las mujeres de esta historia cumplen con un arquetipo claramente delimitado por lo que se espera de ellas como tales. Grozdana, amiga de Mirjana, mide su autoestima en base al valor que le asigne su esposo, quien parece no darle importancia, a tal punto que ella anuncia que se va a matar, porque no concibe la vida fuera de esa situación y cada vez que aparece en escena, tiene para compartir otra instancia de ansiedad o depresión que le causa la negligencia de su esposo.

Ankica, esposa del jefe de Mirjana, está atrapada en un matrimonio sin amor, sin deseo, en el que lo único que comparten ella y Jakov es una casa y un hijo, y ni siquiera se puede decir que se respetan porque su esposo tiene amantes en la oficina, y ella lo sabe. Ankica intentará por momentos salvar la idea de un matrimonio funcional, pero sabemos que no hay nada más que fantasías de esposa trofeo que quiere que otras mujeres admiren y respeten.

En la familia de Mirjana es donde vemos el reflejo más claro de personajes bien interpretados, multifacéticos e interesantes. Verónika, hija adolescente que sueña con cantar, quien le echa la culpa a Mirjana por no "dejarla" cumplir sus sueños y no está dispuesta a escuchar lo que ella interpreta como excusas de su madre. La ve como una enemiga, creadora de una situación que quiere escapar para ser libre. Ninguna de las dos intenta empatizar con la otra, ni escucharse cuando discuten y pasan casi toda la obra en situaciones de tensión que rompen y estallan en pelea al más mínimo problema.

Finalmente el personaje de Violeta, madre de Mirjana, es quien desatará el caos emocional en la vida de su hija, la que verá en ella a lo largo de su vida la imposición de varias metas intangibles a las que parece nunca llegar. Igual que con su propia hija, es la falta de comunicación sincera lo que hace insoportable para Mirjana estar mucho tiempo sola con su madre, quien siempre tiene algún comentario que hace daño, como cuando le confiesa que a ella y su padre les daba vergüenza que Mirjana fuera fea cuando era joven, porque tampoco era muy inteligente.

Violeta es una madre que juzga. Nunca cree que su hija sea suficiente. Sólo ve errores en ella. Además comparte con Verónika una camaradería que hace parecer que ambas están unidas en una lucha silenciosa contra Mirjana, a tal punto que le dice a su nieta lo bella que siempre fue, mientras Mirjana ve los chistes que comparten y lo fácil que logran comunicarse desde afuera. Sin embargo, nunca logra ser parte de la conversación sin que se convierta en una pelea.

Recién en el final de la obra Grozdana, Ankica y Mirjana comparten una charla un poco fría en un evento de la empresa, al que Ankica insiste en ir con su esposo como intento de que sus empleados vean que tiene valor como esposa. En ese momento aparece Violeta anunciando su muerte y tiene con su hija lo que es una de las pocas conversaciones en las que ambas se escucharon de verdad. Es un momento emocionante que pone el foco en las cosas que quedaron por decir, en la suma de los silencios incómodos que se dieron a lo largo de sus vidas, y que hará que Mirjana cambie en su papel de hija como en el de madre, porque por fin tratará de mejorar su propia comunicación con Verónika.

Hay que destacar a Claudia Rossi en su interpretación de Violeta y los pequeños detalles que le da al personaje que hacen imposible no ver en ella a esa madre que revolotea buscando pequeñas cosas para reclamar a su hija. Muchas veces creyendo que lo hace desde un lugar de amor y otras intentando remediar un error que no debió ser.

Por otra parte, el uso de pocos elementos en la escenografía logra dar el efecto de que cada personaje está solo en su propio mundo, y a su vez no distrae de lo que está sucediendo en ningún momento, por lo que va muy bien con el tono de la obra.

"Drama sobre Mirjana y los que la rodean" es una obra sobre una mujer que se frente a un mundo con la expectativa en que pueda atravesar las expectativas de un sistema patriarcal con el valor no sólo en lo que ella pueda dar a los hombres de su vida sino que también no deja tener relaciones de vulnerabilidad emocional con las mujeres a su alrededor. La dinámica genera que cada una de ellas crea que está sola y no puede realmente contar con las demás. Una madre que no se permite esperar cosas de su hija sin jamás haberle preguntado qué era lo que quería. Se transforma en una obra de la que nadie podría salir sin la sensación de que alguna de esas escenas las vio en su propia vida y puede ver en los personajes a gente real con la que interactúa todos los días. 

Esta obra se podrá ver desde el sábado 8 de junio hasta el domingo 18 de agosto en la sala Zavala Muniz del Teatro Solís, con un elenco compuesto por: Jimena Pérez, Claudia Rossi, Gabriel Hermano, Florencia Zabaleta, Pablo Varrailhón, Lucía Sommer, Fernando Vannet y Natalia Sogbe (actriz invitada). Duración aproximada: 60 minutos. Dirección de Diego Arbelo.

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