Enrique Badaró
Artista participante de la exposición "Escalante por Nieto".
Currículum Vitae Enrique Badaró
Nazco a mediados del siglo XX
Desde muy temprana edad encuentro en las artes visuales mi forma natural de comunicación y expresión. Han sido largos decenios llenos de experiencias en dibujo, grabado, pintura, escenografía máscaras. He transitado muchos centros de estudios de arte en el Uruguay y en el exterior. He Expuesto muchas veces junto a colegas o individualmente. He realizado dirección de arte para producciones audiovisuales, dirigido centros culturales y escrito muchos textos. Desde las últimas dos décadas del siglo XX la docencia se ha convertido en una rama fundamental de mi actividad. Mas allá de estas generalidades no quiero dejar de destacar algunas actividades que realmente marcaron mi camino como profesional del arte:
Mis años de estudio y producción en club de grabado de Montevideo. Mis pasajes por los Talleres de Claver Lara, Nelbia Romero y Eduardo Fornassari. Mi beca de estudio a París Francia en 1985, a partir del premio Paul Cézanne. Mi beca como Fulbright Scholar en Universidad de Anchorage Alaska 2006. Mi participación en el seminario Quels Musées pour quelles Scénographies de l' École du Louvre en 2010. Y mis años de participación en el proyecto Hotel de Inmigrantes realizados en Jogyakarta- Indonesia, Hasselt-Bélgica, Poznan-Polonia y Montevideo-Uruguay.
Enrique Badaró.
El Divino Narciso, por Sor Juana Inés de la Cruz.
Ficha técnica Instalación
Pintura y collage sobre madera Máscaras en cartapesta. Pintura Esculturas de cerámica Espejo sobre madera Objetos de uso cotidiano
Performance teatral
Diseño Enrique Badaró.
Acción: Camila Santos y Oscar Cococho Pereira.
Música y voz: Giuliana Delfino y Felipe Badaró.
Enrique Badaró (Montevideo, Uruguay)
Instalación.
Pintura y collage sobre madera. Máscaras en cartapesta. Pintura. Esculturas de cerámica. Espejo sobre madera. Objetos de uso cotidiano. Performance: Oscar Pereira, Camila Santos, Felipe Badaró.
Obra: El Divino Narciso, de Sor Juana Inés de la Cruz.
Los encuentros entre diferentes culturas generalmente son violentos, sanguinarios, profundamente injustos. Otras veces son delicados, sutiles y civilizados, las menos de las veces. Casi siempre tienen elementos de ambas características. En la cultura mexicana, y latinoamericana en general sobreviven, bajo una impronta de profunda cristiandad, la potencia de los ritos previos, primeros. El sacrificio del cuerpo, la resurrección, la antropofagia, pueden leerse en ambas culturas con valores simbólicos similares. Sor Juana Inés de la Cruz explora estas potentes cualidades, que la llevarán en el Divino Narciso a crear una especie de aluvión interminable de situaciones visuales y textuales que pueden ser leídas como capas superpuestas de culturas, recuerdos, memoria, o evocaciones. En mi propuesta, la iconiciad cristiana y la mezcla de etnias y tipos físicos diferentes es el eje vertebrador. Así como renace Jesús de la muerte, los maizales aztecas renovaban su dorado manto en el paisaje del Anahuac. En agradecimiento a Huitzilopoxtli o Xipe Totec se sacrificaban las víctimas, pintando de amarillo u oro las pieles de los desollados que lucían los sacerdotes de los dioses. La muerte era vida, y la vida: muerte. Un círculo interminable que necesitaba de la resurrección y la incorporación del cuerpo de los elegidos para que el universo viviera en orden. La serie de máscaras cráneo incorporan iconografía de una obra de Amalia Nieto: cuadro de profundo sentimiento cristiano, y elementos reconocibles: el pez, que también será comido, que es sacrificado; la vela que alumbra: la presencia de Dios. Narciso mirándose en el agua, como reflejo de Cristo, enamorándose de su imagen, situación que interpela a los diferentes personajes y a nosotros mismos, desde nuestras miserias de seres humanos. En este caso la cruz es evocación del cuerpo sufriente de Cristo, que se duplica en el espejo. Y aparece la otra capa, la de la antigüedad mitológica clásica El mito de Narciso sosteniendo un Auto Sacramental imprescindible en la comprension de la cultura Hispanoamericana.
Sobre la obra, por Enrique Badaró
Los encuentros entre diferentes culturas, generalmente son violentos, sanguinarios, profundamente injustos. Otras veces son delicados, sutiles y civilizados, las menos de las veces. Casi siempre tienen elementos de ambas características.
En la cultura mexicana y latinoamericana en general, sobreviven bajo una impronta de profunda cristiandad, la potencia de los ritos previos, primeros. El sacrificio del cuerpo, la resurrección, la antropofagia pueden leerse en ambas culturas con valores simbólicos similares. Sor Juana Inés de la Cruz explora estas potentes cualidades, que la llevarán en el Divino Narciso a crear una especie de aluvión interminable de situaciones visuales y textuales que pueden ser leídas como capas superpuestas de culturas, recuerdos memoria o evocaciones.
En mi propuesta la iconiciad cristiana y la mezcla de etnias y tipos físicos diferentes es el eje vertebrador. Así como renace Jesus de la muerte, los maizales aztecas renovaban su dorado manto en el paisaje del Anahuac. En agradecimiento a Huitzilopoxtli o Xipe Totec se sacrificaban las víctimas, pintando de amarillo u oro las pieles de los desollados que lucían los sacerdotes de los dioses.
La muerte era vida y la vida muerte. Un círculo interminable que necesitaba de la resurrección y la incorporación del cuerpo de los elegidos para que el universo viviera en orden. La serie de máscaras cráneo incorporan iconografía de una obra de Amalia Nieto. Cuadro de profundo sentimiento cristiano, y elementos reconocibles: el pez , el que también será comido, el que es sacrificado, la vela que alumbra, la presencia de Dios.
Narciso mirándose en el agua, como reflejo de Cristo, enamorándose de su imagen, situación que interpela a los diferentes personajes y a nosotros mismos, desde nuestras miserias de seres humanos. En este caso es la cruz evocación del cuerpo sufriente de Cristo, que se duplica en el espejo. Y aparece la otra capa, la de la antigüedad mitológica clásica El mito de Narciso sosteniendo un Auto Sacramental imprescindible en la comprension de la cultura Hispanoamericana.